El pasado fin de semana acudí a competir a uno de los triatlones más laureados. Este triatlón del que siempre me habían hablado maravillas suponía un aliciente más en mi corta carrera como triatleta. Después de los buenos resultados obtenidos en los triatlones anteriores, tenía ganas de hacerlo especialmente bien en Zarautz.
El día de la carrera amanecía nublado y con la temperatura muy agradable para la práctica de cualquier deporte. Calenté un poco en el agua y después de saludar a algunos compañeros me dirigí a la salida. En un principio no quería ponerme delante, pero la gente al verme con el gorro rojo me abría paso y me indicaban que tenía que estar en primera fila. Los nervios en esta posición se acrecentaron pero después del bocinazo de salida desaparecieron. Comenzar delante fue contraproducente ya que mi nivel en natación no es alto. En los primeros metros mantuve el tipo pero rápidamente empezaron a pasarme triatletas, uno de ellos me golpeó en las gafas y tuve que parar a colocármelas con lo que me pasaban todavía más triatletas. A mitad de natación empecé a notar mareos por el oleaje existente, aflojé un poco el ritmo pero los mareos iban a más. Ante este contratiempo tuve que parar un poco y retomar poco a poco el ritmo. Cuando llegué a la playa me planteé si seguir en carrera o dejarlo pues no me sentía nada bien para afrontar todo lo que me quedaba, pero el ambiente y la gente que se había desplazado a verme merecían al menos intentarlo.
En el segmento de ciclismo empecé a adelantar gente, comí, bebí y poco a poco fui recuperándome. Sin apenas darme cuenta estaba de nuevo pasando por Zarautz y me dijeron que mantenía los tiempos con respecto a los primeros, así que decidí olvidarme un poco del puesto y centrarme en hacer una buena bici. Las sensaciones eran buenas y así afronté la subida de Aia donde el público allí presente te animaba a darlo todo. Después de ese “muro” tocaba un poco de relax en la bajada para afrontar la última subida de Orio y posteriormente llegar a boxes.
Al llegar a Zarautz la avenida principal estaba completamente llena de gente animando, un auténtico “subidón” para afrontar el último segmento. Salí con muchas ganas pues podía remontar algún puesto más, bebí un poco de agua, me tomé un gel y a darlo todo. Los primeros kilómetros pasaron deprisa y rápidamente me puse en 9º lugar. A pesar de que la distancia con los que me precedían era muy grande, arriesgué y seguí a tope para intentar llegar a ellos, pero en el kilómetro 16 aproximadamente empecé a sentirme vacío y de aquí hasta meta no pude más que aguantar a un ritmo mucho más tranquilo del que llevaba.
Pese a que el resultado no ha sido el esperado estoy contento porque tuve la capacidad de reponerme de la natación y acabar un triatlón que se puso bastante complicado. Espero que esta experiencia me valga para los próximos retos a los que me enfrentaré.
Felicidades a todos los finisher y al público, que como siempre demuestran la pasión que tienen por este deporte.
Fernando Gomez Cubero
No hay comentarios:
Publicar un comentario